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El corazón del rubio dejó de latir, o al menos así lo sintió él, las palabras repitiéndose en su mente miles de veces mientras los hombres lo miraban en busca de alguna respuesta.
-Joven, tene-
-¿Qué?- Preguntó, aún sin poder creer lo que le habían dicho.
-Necesitamos proceder con nuestro trabajo.- Uno de los sujetos intentó empujar la puerta, mas el rubio se lo impidió.
-No, ustedes no necesitan proceder con ninguna mierda.- Jungkook perdió la calma. No le iban a quitar a su tete para internarlo en ese centro mental de mierda.
No lo iba a permitir.
-¡Ni siquiera tienen una autorización para hacer esto!- exclamó.
Y tan pronto como el tipo le tendió un papel, su corazón volvió a detenerse y sus piernas flaquearon.
-Por supuesto que lo tenemos,niño.-
Y mientras Jungkook miraba perplejamente el papel en sus temblorosas manos, los hombres entraron al apartamento, haciéndolo a un lado como si de un trapo se tratase.
"Kim Yoora" podía leerse claramente en la firma al final de la hoja que básicamente decía que iban a encerrar a su niño, y que su madre estaba completamente de acuerdo con eso.
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